jueves, 11 de julio de 2013

Los hombres tenemos la culpa de que ellas pasen del sexo


Reconozco que en el sexo, como en muchas otras facetas de mi vida, soy un egoísta. Bueno, por lo menos lo he sido hasta ahora. No he tenido relaciones largas y siempre me han interesado los contactos esporádicos que implicaban más bien poco. No voy a entrar ahora en psicoanalizar mi comportamiento, básicamente porque no se me da nada bien hacerlo y para eso ya le pago a Stephen. Ya sabéis lo que opina él de todo esto: necesito reeducación emocional. A parte de eso, mucha teoría difícil de resumir en un solo post.

Supongo que por todo eso me he quedado bastante alucinado cuando el otro día me encontré con un artículo algo antiguo ya que explicaba que la falta de deseo en la mujer es cada vez más frecuente. Y resulta que la causa suele ser la pareja. O sea, el hombre en letras mayúsculas. Ni era consciente de que existiese una enfermedad diagnosticada como tal, si soy sincero. Siempre he pensado que lo de “mira, es que hoy no me apetece mucho” era la muletilla que todas usaban para decir muy sutilmente aquello de “paso de ti, chaval”. Pero se ve que no en todos los casos. Al seguir leyendo descubrí que ellas padecen disfunciones sexuales igual que nosotros, pero que normalmente son más complejas. ¡Cómo no!, si tenemos en cuenta que somos más simples que el mecanismo de Chupa-Chups (o eso dicen los clichés, ¿no?). Las hay de cuatro categorías: del deseo, de la excitación y las otras dos no me acuerdo ahora mismo. Lo que viene a querer decir que a lo mejor la mujer sí está excitada y, sin embargo, tiene problemas de lubricación que hacen que le duela el coito. O que ha sufrido algún trauma anterior que le impide relajarse y disfrutar de ser penetrada. La más simple de las disfunciones es la del deseo inhibido. El clásico “me duele la cabeza”, pero elevado a la potencia de problema clínico. Pues dicen que son las hormonas, que disminuyen con la edad, las que hacen que a muchas les falten las ganas a la hora del sexo. Aunque, por no variar, nosotros también tenemos mucho que ver. 

Los hombres podemos causar que las mujeres pierdan interés por mantener relaciones sexuales. Si hay problemas de pareja, por ejemplo, ellas pueden sentirse bloqueadas emocionalmente. Y aquí viene lo mejor: la impotencia o la eyaculación precoz en el varón puede desencadenar hastío y hasta depresión en la mujer. Yo pensaba que el problema me afectaba solo a mí y voy y descubro que puedo llegar a causarle un daño a mi chica a nivel sexual. Stephen me había convencido de que la impotencia es mejor hablarla, pero pensé que se refería a mi necesidad de apoyo y comprensión. Nunca pensé que ella también necesitase que yo me curase. 

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