martes, 2 de julio de 2013

¿Hasta cuándo tengo que seguir tomando Levitra?


No llevo la cuenta exactamente de cuándo tome por primera vez las pastillas para la impotencia, pero creo que fue hace dos semanas. Desde entonces no he tenido ningún problema más a la hora de hacerlo. Básicamente porque la función de Levitra es precisamente esa, claro. Solo faltaría que no se me pusiese dura cuando uso un dilatador de los vasos sanguíneos. Entonces apaga y vámonos. Eso sería tan patético que se me quitarían las ganas de acostarme con una mujer para siempre. A lo que me refería es a que no sé si es por sugestión o por qué, pero me noto más suelto en la cama. Creo que podría conseguir tener una erección yo solo, sin ayuda de estas píldoras. Me di cuenta de que tenía impotencia (o principios de impotencia, para mi forma de ver) porque aunque podía excitarme perfectamente mientras me masturbaba, me costaba mucho conseguirlo durante la penetración. Ahora, las últimas veces que lo he hecho mi cuerpo ha reaccionado perfectamente. Gracias al Levitra voy recuperando confianza y por las mañanas rara vez no aparezco con la tienda de campaña plantada, que decíamos cuando era un adolescente.

Empieza a darme un poco de pereza lo de ir al psicólogo. Quizás podría pasar ya de la terapia conductual. Al fin y al cabo el objetivo principal era superar la impotencia. Ahora estoy teniendo sexo otra vez y vuelvo a disfrutarlo. Por esa regla de tres, estoy curado. Claro que me falta comprobar cómo rindo sin la ayuda de los medicamentos para la impotencia. Al no ser un tratamiento diario, sino que se toma solo en las ocasiones en las que uno intuye que puede tener tema, puedo dejarlo cuando quiera. No es como si fueran antibióticos, que pierden efectividad si  interrumpes la toma antes de tiempo. Por una parte, me gustaría intentarlo con Anna sin haber usado Levitra. Para ver si respondo bien. Pero también me da vértigo volver a la mierda de antes y empezar a rallarme otra vez. Las cosas van mejorando en general, no quiero dar un paso atrás. Sobre todo porque el verano es mi época fetiche y si me entra el bajón sé que no seré capaz de remontar. Tengo la libido por las nubes y cada vez que me veo con mi chica no pienso en otra cosa que no sea llevármela a la cama.

La semana que viene tengo cita con mi urólogo. ¿Quién me iba a decir que sería un habitual de su consulta? Yo, que en mis cuarenta y tantos había ido poco más de diez veces al médico. Quiero que me haga un chequeo completo para ver cómo estoy ahora. La última vez me había dicho que no había ninguna circunstancia física que causase mi disfunción eréctil, que probablemente se trataba de algún problema de orden psicológico. Precisamente para eso tenía yo a Stephen, para solucionarlo. Pero me estoy cansando. El calor de Londres (sí, hace calor por fin) me hace sentir perezoso. Solo quiero que me den el alta y me dejar de llevar el sambenito de impotente a cuestas. A ver si me aclaro sobre cuándo puedo intentar pasar a la acción sin Levitra por fin. 

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