jueves, 6 de junio de 2013

¿Qué hace un hipocondríaco leyendo los efectos secundarios de Levitra?

Buena pregunta. Y es que, aunque intento disimularlo y controlarme lo máximo posible, soy un hipocondríaco total. Ya de niño me agobiaba pensar en la cantidad de enfermedades que había en el mundo y en todas esas personas con las que me cruzaba cada día y que, potencialmente, podían infectarme. Si notaba el mínimo escozor en la garganta, tomaba miel como un poseso. Si me pesaban los ojos, es que estaba a punto de desarrollar una gripe y me metía en la cama nada más llegar del colegio. Sé que es algo irracional y con el tiempo he conseguido relajarme un poco, pero todavía me cuesta. Siempre tiendo a pensar en negativo sobre cuestiones de salud. Odio la enfermedad y veo su alargada sombra dondequiera que voy. 

Sin embargo, tampoco soy una fan de las medicinas. Evito todo lo que huela a dolor y sufrimiento, desde los hospitales a las pastillas. Es curioso, porque eso me convierte en un hipocondríaco de lo más raro. Me paso la vida protegiéndome por si acaso, pero suelo confiar en la naturopatía. Hasta ahora me ha funcionado bastante bien. Toco madera, porque hasta ahora he tenido una salud de hierro. Por eso me siento desarmado ante mis problemas de erección. No entiendo por qué mi cuerpo me está traicionando de esta forma. En contra de mis propios principios, me he aventurado a comprar un tratamiento para la impotencia. He oído y leído tanto últimamente sobre cómo funciona Levitra que podría escribir una tesis doctoral sobre el tema. Si he elegido esa pastilla es porque, en teoría, corro menos riesgo de sufrir reacciones adversas. Algo es algo. 

Solo a mí se me ocurre ponerme a vueltas con el prospecto de Levitra. En lugar de confiar a ciegas en la recomendación del urólogo, me entró la curiosidad y me puse a leerlo. Ya dicen que la curiosidad mato al gato (y casi hace lo mismo conmigo). ¿Qué pasa si soy uno del 2% de hombres que desarrolla alguno de los efectos secundarios de la dichosa píldora? ¿Y si empieza a ponérseme la cara roja como una berenjena y acabo pareciendo un "guiri" al sol de Benidorm? La congestión nasal, la fatiga y la somnolencia parecen soportables pero me imponen más los dolores de cabeza, la visión borrosa y las náuseas. A ver si por tomar Levitra no voy a poder centrarme en el trabajo. Por no hablar de las taquicardias o la tensión alta… Intentaré no pensar más en ello o me volveré loco (y seguiré siendo impotente). 


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